La última llave

puerta 

La última llave

 Encontrose el hombre con una gran puerta. Maderas gruesas y gastadas por los años. Dimensiones gigantescas recorridas por el tiempo.  Confundido por la situación el hombre miró hacia arriba y la inmensidad del cielo cayó en su cabeza. La puerta se perdía en las nubes. Decidió bajar la mirada y gastar un poco el piso. Se encontraba abatido por la grandeza de la estructura. Esperanzado de encontrar mejor suerte giró su cuello buscando el borde de la puerta.  Desilusionado posó la cien en sus manos. Estaba encerrado y derrotado por una puerta sin fin. A tientas palpó los contornos de la rocosa puerta. Durante horas buscó una respuesta. Ninguna señal apareció. Sólo un diminuto detalle de metal incrustado en la puerta. Era una cerradura.  Buscó desesperadamente entre sus ropas una llave. Necesitaba abrir esa puerta para entrara al mundo de la verdad que se escondía traspasándola.  De repente encontró una. Sólo una. La tomó tímidamente entre sus dedos e intentó introducirla en la cerradura.  Mientras decía mentalmente una plegaria, la llave penetraba cual guante en una mano. La giró y pudo abrir la puerta.  La puerta hacia la cultura. 

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CONVERSACION INTIMA

Hace mucho tiempo que no hablaba conmigo. Me estaba echando de menos. Me había alejado de mí por esas cosas raras de la simple vida de un adolescente. Aunque para mí, algunas veces no llegue a ser tan simple.Te dejé de lado por varias razones, pero la más importante y simple es que se me olvidé que te tenía tan cerca.

Preferí tomar el autobús de la línea «Colón el Llano» un día jueves, a las 10:30 de la noche, para ir a contarle mis problemas al Giorgio, tú sabes, uno de mis mejores amigos después de ti, por supuesto.

Ese día fue para olvidar. Mis sentimientos me confundían. No sabía si lo que estaba haciendo era lo más correcto. Por un lado tenía a la Cristina  haciéndome masajes en los hombros a las 8:15 de la noche en medio de la plaza del barrio y por otro, lejos de ahí, me esperaba la Patricia con esos finos y cálidos dedos, dispuestos a entregarme el mejor de los abrazos reconciliadores.Seguro que ya estarás enterado de que las mujeres siempre han estado metidas en todos mis problemas. Este era uno de ésos. Sólo que un poquito más grande. Ya sabes que es común en mí tratar de no hacer sufrir a las personas que quiero, aun cuando esto implique mi felicidad.

Esta vez fui egoísta. Elegí mi felicidad antes que la de la Paty. Terminé con ella un pololeo que duro más de 3 años.

La extraño, pero creo que sería peor volver que continuar solo. Sacármela de la cabeza me está costando un poco más de lo que yo había pensado, pero sé que es normal derramar algunas lágrimas por alguien que alguna vez se llegó a amar y que ya nunca más se volverá  a tener entre los brazos.Es raro, pero antes de comenzar a hablarte sentía pena por ella, pero ahora me doy cuenta de que quien realmente está con pena soy YO.Empezar una nueva vida es lo que me queda de aquí en adelante. Sé que será muy difícil estar solo por un tiempo. Tú me conoces. Sabes que necesito tener a alguien a quien entregarle cariño y si ese alguien me falta por mucho tiempo, me daña.  Eres súper raro, te dejo solo un tiempo y dejas la grande. Acaso te tengo que andar cuidando para que no metas la pata. Ya estas harto grandecito para que andes con esas tonteras de cabro chico.Mira la minita que subió. Está súper buena. Le haría la maldad. ¿Que opinas tú?. Mejor me quedo callado. Si esta es la forma en que me escuchas no vale la pena contarte mis problemas ni aburrirte con cosas que ya sabes. Me las voy a arreglar solo, sin ayuda de nadie. Menos de alguien que no sabe escucharse ni siquiera a sí mismo. Por suerte ya llegamos al paradero. Aquí me bajo. Adiós. 

Fin

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No me arrepiento…

Lo maté porque él me lo pidió. Me lo rogó. Me lo imploró. Con lágrimas me lo suplicó.
No podía negarme. Él estaba tan triste, tan nostálgico, tan interiormente apagado que no pude negarme.
Me encontré en uno de los oscuros pasillos del colegio. Vestía igual que siempre. Olía igual que siempre. Caminaba solitario igual que siempre. Sus únicos amigos seguían siendo una calculadora científica y una agemda electrónica. Igual que siempre.
Me llamó. Noté inmediatamente su tono amargo. Lo miré a los ojos y sonreí. No me miró y no sonrió. Continuó callado por cinco segundos. Luego habló.

«…Mi historia es solitaria. No tiene un sentido. Ni siquiera una dirección. Está perdida en la soledad de mis conocimientos. Está extraviada en la amplitud de mi habitación. Todos los intentos que hice por encontrarla fracazaron. No sirvió el sicólogo. No sirvió el computador ni la calculadora. No sirvió desquitarme con los cuadernos y el estudio. No sirvió buscar el amigo que nunca tuve. No sirvió hablar con mis padres porque nunca escucharon. No sirvió nada de todo lo que intenté. Sólo porque yo no quise que sirviera.

Esa es mi historia. Esa es mi desoladora historia.
Ya no encontré el camino. Ya no quiero buscarlo. Sólo quiero alejarme. Olvidar todo y comenzar denuevo.
Ahora necesito tiempo. Sólo un poco más de tiempo. Quiero intentar otra vez. Sé que puedo lograrlo…» 
No lo pensé dos veces. Sus palabras no lograron perforar mi conciencia. Él ya me lo había pedido.
Tomé el cianuro y lo deposité entre sus manos. Me miró por primera vez a los ojos. Abrió el frasco y una de sus lágrimas cayó en el interior. Me miró nuevamente y después de mi señal introdujo toda su naríz en el recipiente.

Me marché del lugar, de la misma manera como había llegado.

No me arrepiento porque él está donde quería. Quizás más sólo que antes, pero alejado de la soledad.

FIN

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